A los nueve años Jadiya dormía en el suelo de un cocina, se levantaba a las seis de la mañana, trabajaba una media de 12 horas, limpiaba la casa, cuidaba de un bebé, no tenía vacaciones y era maltratada.
En Marruecos son miles las niñas que privadas de todos sus derechos trabajan en hogares pudientes como "pequeñas criadas": 30.000 según el Alto Comisionado del Plan, más del doble según organizaciones internacionales y la misma UNICEF.
"Tenía nueve años cuando me llevaron a casa de unos desconocidos como empleada. Allí fui explotada y maltratada por toda la familia", cuenta Jadiya, con la mirada endurecida.
Hoy con 24 años de edad y madre soltera (otro de los grandes estigmas de la sociedad marroquí), recuerda con dolor el día en el que fue separada de su familia y, de la mano de un intermediario, desembarcó en su "nuevo hogar".
Violadas y sin libertad
Maltratos físicos, abuso sexual, ruptura familiar, privación escolar; el freno en el desarrollo personal de esta niñas conduce a problemas como el vagabundeo, la mendicidad, la prostitución y la maternidad no deseada.
"Las violaciones por varios miembros de la familia son frecuentes y si se quedan embarazadas se les acusa de robo y son despedidas. No pueden volver a sus casas y se van a la calle en busca de otros trabajos", explica Touria Bouabid, miembro de Amnistía Internacional, quien agrega que un estudio sobre el terreno indica que muchas comienzan a trabajar entre los 5 y 6 años.
El intermediario, que en ocasiones se queda con el dinero, muchas veces oculta a los padres el lugar en el que están sus hijas o las cambian de hogar sin avisar, condenándolas a perder el contacto con su entorno.
Esta persona, normalmente un hombre, es una pieza clave en el "negocio": deambula por los mercados de las zonas rurales y, a cambio de una comisión busca para las familias "la mercancía" que necesitan: niñas menores de edad y fáciles de manejar.
Se trata de una cuestión de dominio, comenta Bouabid, ya que la mayoría de las familias que acogen a estas niñas (un 74% de las estudiadas) tienen unnivel económico medio-alto y se pueden permitir tener en sus casas a mujeres adultas.
Los sueldos de las "pequeñas esclavas" oscilan entre los 100 y 1000 dirhams (unos 9 y 90 euros) mensuales, dependiendo de su edad.
"Me dijeron que a mis padres solo les interesaba el dinero (150 dirhams, unos 14 euros al mes). Detesté a mi familia por lo que me había hecho", comenta Jadiya que dejó de trabajar como empleada doméstica al quedarse embarazada y luego abandonada por el padre del niño.
Grandes agujeros legales
Las "pequeñas criadas" provienen de familias muy pobres, con un altísimo porcentaje de analfabetismo que muchas veces ignoran lo que les espera a sus hijas, sus derechos y la prohibición del trabajo de menores. Sin embargo, de los 169 hogares estudiados que emplean a niñas, un 67 % conocen las disposiciones legales.
Marruecos ha firmado y ratificado prácticamente la totalidad de convenios internacionales relativos a la protección de la infancia, pero la legislación marroquí todavía presenta grandes carencias.
Las organizaciones locales que luchan contra este fenómeno acusan al Estado de no poner en marcha las medidas necesarias para atajar el problema y exigen una ley específica que prohíba y sancione el trabajo de menores de 15 años como empleadas domésticas.
Piden que se aplique para todos los niños de entre 6 y 15 años el derecho a ir a la escuela, que el Gobierno se haga cargo de los gastos escolares de las familias pobres, ponga en marcha centros de acogida y reinserción y lleve a cabo una campaña de sensibilización. Consideran que no es suficiente el proyecto de ley aprobado en octubre relativo al servicio doméstico y que dedica dos artículos a la prohibición y sanciones del trabajo de menores como empleadas del hogar.
'Boys': también se produce con niños
La representante de Amnistía Internacional asegura que se trata de un fenómeno tolerado socialmente y alerta de que en los últimos cinco años se han puesto de moda los llamados "boys". Niños varones que entran a trabajar en los hogares también a edad muy temprana y que son explotados dentro y fuera de la casas.
"Aunque es un asunto tabú y todavía no se puede hablar de problemática, sabemos que estos niños sufren los mismos abusos físicos y sexuales por parte de las familias", sentencia Bouabid, mientras reitera la urgencia de erradicar "está condición lamentable" de la que son víctimas muchos menores en Marruecos.
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